Indice Poesías

 

Voces


A Ella


1
Oír tu voz
es oír tu cuerpo
que me llama.

2
Mi primer sueño fue una mujer.
Al despertar, estabas a mi lado.

3
A pesar de tus locuras
eres suave, pétalo,
tierra mojada, néctar
delicado del que bebo.

4
Mira mis manos cuando te tocan:
alas de libélula, cuerpos
de aires, piel de agua
o agua vaporosa cantando
sobre tu húmedo desierto.

5
He conocido la ternura
a través de tu mirada.
Un sol naciendo de las aguas.

6
Todos los rostros que amaste
están en mí. Yo los poseo.
Espejo de aguas rumorosas.

7
Cierra los ojos ahora.
Se detiene la apariencia feliz
pero no el momento. No la vida.

8
Te he besado para comprender
la belleza del fuego dividido.
La ciega luz de tu mirada.

9
Qué hermosa es la mañana bajo el sol.
El río ensaya una canción entre sus aguas.
A lo lejos tu sonrisa aparece inconfundible.

10
Si te digo que te quiero
es porque vivo. Porque soy feliz.
Porque el mundo late conmigo.

11
Tus manos son de música
y cantan bajo mi vientre imitando
a la lluvia. Y sin querer
hila que te hila el amor más puro,
mi verso, mi silencio, mis palabras.

12
Por qué crece, por qué me invade
todo. Debiera ser discreto
como el beso de la brisa.
Y no viento arrobador.
Y no fuego.

13
No es el sueño. Es el aire
que en ti es carne y tierra
y secreto prodigio de niña.
Es nada y es todo,
que no comprendo.

14
Parecerás hecha de humos,
de aires y sonidos. Parecerás
tierra mojada o sembrío de aguas.
Y serás humos, aires y sonidos.
Y serás carne, piel, cielos terrenales.

15
La palabra que nace es música,
danza y sonido. La poesía es
sol y tierra y agua. Es tu piel
y mi piel y nuestros ojos. Breve
o grande, qué importa. Nos envuelve
con sus rosas y aceros. Nos desborda.

16
Mudo, dormido
o en la otra orilla.
A ti te canto.

17
Mira el mar que miramos juntos
desde esta ventana. Mira el sol
clandestino, la neblina caminando,
la luz con la que parpadeabas
antes de tu abrazo. Mira
lo que miramos. Ya no estás
y no hay mar, ni sol, ni neblina.

18
Tu cuerpo no es sólo
tu cuerpo. Es la piel
del universo y de la tierra.
Es el cuerpo de todos
los cuerpos, que esta noche
anhelo y necesito.

19
Te dirán que todo terminó.
Pero no sabrán que permanecen
nuestras bocas que se besan.
Los cuerpos locos que se aman.
Que todo sutilmente perdura.

20
No te exigirán ser grande.
Te mirarán con examen y ojos duros.
Creerán sumergirte en la rutina
de inviernos y otoños. Pero tú serás
inmensa, estrella para siempre
encendida en mi universo.

21
No te dirán qué busca
tu mirada, ni sabrán
de tus sueños incumplidos
ni de tus ausencias.
Pero recordarán
tus manos que tomaron
el mundo, tu voz que habló
de hombres y mujeres. Y serás
agua de mi tierra, piel de mi piel,
amada materia en la que vivo.

22
Una mariposa volando
tiene color y movimiento.
Tú eres color y movimiento
y eres una mariposa volando.

23
Una gota de viento, ojitos
cerrados pero atentos, las manos
listas para la defensa y nuevamente
un piquito, un aliento breve:
es tu boca sobre mi boca.

24
Quiero quererte y no quererte
y dejarte cuando quisiera.
Pero mi voluntad es breve
cuando me tocan tus ojos
o me llena tu aliento
o tu cuerpo me toma y abandona.

25
Y de pronto apareces con la luz
del mediodía. Y es tu voz
la que ríe y se agita
como una fiesta. Y todo
renace y se enciende.
Y aparecen el mar, el sol
y las neblinas. La vida misma.
Si de pronto aparecieras.

26
Y la poesía es (tú primero)
remolino de aguas musicales,
oros y aires, muertes deshojadas
y sonidos luminosos,
tercos, revividos.

27
No te pide la vida
más que entrega. Darte
como el sol, como el aire
y las aguas, sin preguntarte
qué poco dura el cuerpo.

28
Cuando quiero compararte
no surgen melodías divinas
ni aromas de luces celestiales.
Es algo más humano y terrenal.
Sabor a piel despierta y olor a pubis,
imagen de muslos entreabiertos
y una palabra tierna cerca del oído.

29
Bailábamos cogidos de las manos
y éramos docenas, cientos, miles.
Eramos tierra, viento, polvo enamorado
del polvo vivo y fértil.

30
La claridad del sentimiento
no pide razones. Apenas,
un susurro, una luz, una caricia.

31
Tú llegas a mi casa con una sonrisa
y un abrazo. Mis ojos descubren la magia
de tus ojos y oigo tu luz, veo tus palabras
dulces y te admiro, sorprendido y mudo.
No hay furia o belleza que te abarque.
Sólo mis manos que te tocan, mi voz
que se inunda de ti y que me ahoga.
No hay palabras para retratarte.

32
Tu presencia se abre al mundo
maravillosa, sin final ni principio,
y te calcan las fantasías y los sueños,
mi cuerpo te busca y la noche
te oculta, sola o libre,
y esta danza de imágenes y palabras
apenas te orilla y extraña de ti
las manos abiertas y la alegría decidida,
en esta vida breve, la mía, que es tuya.

33
Te he mirado a los ojos
para mirarme a mí mismo
enamorado de la vida sencilla
que a ti se te parece.

34
Un niño nos habla
desde su profunda sonrisa.
Nosotros fuimos como él.
Nos abandonaron a la inocencia
pero luego aprendimos a vivir.
A convivir con todas las hogueras.

35
Si todas las cosas se parecieran a ti
este mundo sería un paraíso.
Y hasta yo mismo
sería un paraíso.

36
Lo curioso de volver a verte
es que el azar nos puso frente a frente.
Y ahora que salimos juntos,
gastamos las calles
y nos dijimos las verdades,
es curioso comprobar
que nuevamente el azar
lo pone todo patas arriba.
Ni tú ni yo, sino el azar.
Nuestro aguafiesta insuperable.

37
Se parece a una vieja película
nuestra historia de amor.
El la ama. Ella quiere a otro.
Así comienzan los buenos relatos.
Luego él se las ingenia,
escribe poesía y la conquista.
Lástima que sólo me falte
el final de esta película.

38
Amarte a ti no es
como amar a una muchacha de quince.
Se necesita mirar
con el rabillo del ojo, cuidar
la palabra y no hablar en sueños.
No debería escribirte este poema.
Porque amarte a ti
tiene la belleza de las cosas prohibidas.
Un juego que quema.
O un salto al cielo
entreverado con tu cuerpo
que es mío.

39
No podríamos ir al cine ni a las playas
y desnudar alegremente nuestros cuerpos.
Ni pasear de noche por las calles
y sus olores a fiestas y cervezas.
Pero podríamos embarcarnos
en un viaje de fin de semana.
Apostar por el hotelito silencioso
y ganarnos el día beso a beso.
Podríamos encontrarnos en una esquina
pero no seguir alimentando la duda.
No extender la pesada distancia
cuando la tarde puede quebrarse,
cuando el fuego quiere romperse,
cuando tú yo todavía existimos
y somos jóvenes y vivos.

40
Ebrio de amor y alcohol
camino por las calles.
Sobre una pared escribo
"tú eres mi sol, mi río,
mi vida, mi todo".
Y en otra pared
"te amo tanto que me odio
por no quererte menos".
Ebrio de amor y alcohol
te invento por las calles.

41
Mira mis manos cuando te tocan.
Baile de ríos caudalosos. Caminata
de luz o desfile de montañas.
Acaso extravío de palabras y silencios
puros, sin final y sin norte.
Fue un incendio mi vida al conocerte.

42
Esta noche no lloverá.
Despertarás en mi memoria
como un relámpago entre la niebla.
No lloverá.
Pero tú estarás conmigo.

43
Hacia el centro de la noche,
allá donde las miradas precisas
no buscan sino encuentran. Hacia
lo más hondo, donde se dibuja
tu silueta y la memoria convive
con el tiempo. No oscura
sino viva. Tu habitación
la poseen mis manos. La ciudad
calla, y mi propia voz,
y el susurro feliz
donde se ahogan mis oídos.

44
La magia de tu boca
posee la danza del fuego.
El mundo que la habita
tiene el calor y el frío
de las estaciones temerarias.
La pasión inútil
de los besos repetidos.
La humana felicidad del exceso.
La certeza feliz
de tu boca y mi boca
y el universo
despertando en la mañana.

45
Hemos partido de nosotros
para arribar a los puertos numerosos.
Manos que palpitan decididas,
acarician el viento, golpean
con su furia la tristeza del invierno.
Nada somos sin la belleza de este mundo.

46
Me ocurre que contigo
algo pasa definitivamente.
No son molestos los silencios
ni las charlas tienen los apuros
que nos imponen las tareas cotidianas.
Ocurre que me gusta estar
así sencillamente. Sin hablar
de temas importantes ni de amor.
Estar así sencillamente.

47
Llamo a todos los hombres
a admirarte como yo.
A amarte, si no es mucho pedir.
Llamo a los hombres que pasaron por ti
a que me enseñen tus secretos
caminos, tus exaltados gritos
y tu tierna manera de calmarte.
Los convoco a todos. Que vengan.
Quiero demostrarte
que siendo de todos eres mía.
Que yo los abarco a todos.

48
De mi amor por ti
quedarán estas líneas.
Tú partirás. Yo me iré.
Y otra pareja que lea estos versos
sabrá que te amé.
Sabrá que te amo todavía.

49
Hay un momento en la vida
en que el amor nos eleva
a las cimas más altas. Soñamos.
Imaginamos poseer la felicidad.
Pero pasa el amor y la vida
nos hace ver necesidades perentorias.
Otras emociones y urgencias.
Y el rostro de la amada
prendida para siempre en la memoria.

50
Y aunque te diga que no es verdad,
que tu mirada no ha podido
penetrar mis impuntuales minutos
o que los insomnios y los sueños
no son por tu nombre o tu recuerdo,
qué importa,
déjame levantar en alto
las banderas de mis propias mentiras,
porque la verdad es otra,
porque la verdad
es tu sonrisa clavada en mi memoria,
tu boca haciéndome nacer de nuevo
y pisar sobre la tierra
mis ilusiones de hombre dividido,
porque la verdad
eres tú señalándome el mundo,
tú y yo desnudos, clandestinos,
tú y yo solos, amor,
chupándole el jugo al sentimiento,
cayendo y levantándonos más alto,
queriendo y no queriendo ser
una mano cogiendo la otra mano,
un suspiro lanzado al aire
o un par de solitarios
que se quieren con o sin amor
pero más cerca de nosotros,
más completos,
totalmente ebrios
de ganas de vivir y revivir,
borrachos de retratarnos en la multitud,
y esta es mi verdad
aunque te lo diga despacito
o no te lo diga,
y estás en mí, amor, y yo no sé
qué hacer, qué más decir,
cómo darle la vuelta a esta página
y alcanzar el silencio
de tu boca que me besa,
cómo sacarle la vuelta
a la palabra
y quedarme aquí o allá
pero contigo.

Iquitos, 1995-1997.

 

 

Arriba